Felix Cesario
El nombre de esta personaje, es muy familiar entre el gremio periodístico, muy respetado en el mundo político y politiquero del patio, visto con mucho recelos por aquellos personajes gubernamentales uñudos, apreciado en el mundo intelectual, el cual afirma ser muy elitista y reducido, propio del ambiente aldeano de los “hondureñitos” que por mezquindades, hemos sido incapaces de generar una grandiosa cultura para bien de Honduras alejada de grupúsculos y de tomar en serio lo cultural desechando el decir del caserío que en Tegucigalpa todas y todos somos puetas, hijoepueta o hijo de pu—tal como se vulgariza ese oficio hermoso y solitario que es el POETA o le poética planteada por Aristóteles hace unos cuantos siglos.
De
este personaje de la publica vida, y de la vida privada, se podría escribir una
antología de anécdotas que dejarían muy mal sentados, ya no decir parados
porque se caerían, muchos personajes que se dan baños de pureza y otros que ya
Dios le jaló las orejas y los confinó al
limbo de la historia.
Todo
mundo, de la alta y de la baja sociedad,
conocen, se pelean y otros se jactan de conocer al señor Jonathan
Russell solamente como periodista, labor u oficio que se lo otorgaron con todas
las de ley en el Diario EL DIA allá por los años 50s; pero la mayoría de sus
oyentes o televidentes que, a decir de
él, su programa es el del tercer lugar es uno de los periodistas más
escuchados, por su forma y estilo muy personal de decir las cosas y verdades a
la mas o el más encopetado o mal pintado ínfimo personaje de la vida nacional.
Muy
pocos, pero poquísimos saben que Jonathan
es Piloto de aviación, de igual
forma matemático que puede dejar mal
parado a ciertos docentes universitarios, un selectivo y buen lector, amigo entre
los amigos y como enemigo ¡mejor no puye al macho con vara corta! porque
segurito que recibirá patadas del buen decirle las verdades con esa
irreverencia muy suya.
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En una de tantas pláticas en su mesa insustituible del Mall Multiplaza, en Tegucigalpa. |
Buen
conversador, cuando habla de la historia del patio o internacional, da gusto
guarda silencio para recibir una buena cátedra de cómo son o fueron las cosas,
afirmante que los hondureñitos no podemos ver ojos bonitos en cara ajena, y
que, en Honduras no hemos aprendido a llover, coincidiendo con lo afirmado por
Medardo mejía en tiempos pasados.
Muchos
inviernos han pasado desde que conozco a esta leyenda del periodismo nacional,
tiempito después de que dejara de visitar
a Don Tiburcio Carias y que dejara ser hombre de confianza del oscuro
personaje, pero su amigo personal Oswaldo López Arellano. fue por aquellos
sanos tiempos cuando Tegucigalpa era la estampa viva de los tiempos mejores,
nos presentó la admiración que por él tenemos, aunque debo aclarar que no sé por
qué cosa de honor nos pusimos los cuetes; fue en el recordado Jardín de Italia,
cafetería donde se daban cita los personajes de aquellos tiempos, finamente
atendidos por el querido mesero a quien llamábamos PICHE.
Hoy,
muchos tiempos han pasa bajo el puente de la vida, y esta leyenda, pese a sus años nunca dice
–su edad es secreto personal- y a sus
enfermedad (operado de la cadera recientemente), sigue bregando en el
periodismo, ganándose la vida dignamente, siempre atendido por su amoroso hijo
quien lleva su mismo nombre. Es bueno aclara que Jonathan Russell, pudo haber
hecho pisto, tuvo todas las oportunidades de “desviar fondos” como guata decir
a los ladrones hondureños del erario, pero no, terco hasta la honradez, es un millonario
de la amistad segura. La historia del periodismo nacional, los gobernantes
tienen una gran deuda con esta leyenda, tengo la fe que más de alguna o algún
diputado gestione para que, a Jonathan
Russell se le otorgue una pensión vitalicia ya que no es un regalo, se la ha
ganado a pulso dándonos un ejemplo del amor al periodismo, el amor a la patria
y su honrar por la historia de amar a nuestro país con hechos y palabras. Digo
y reclamo esta pensión por la razón de que
si se la han otorgado a personajes que solo daño le han hecho a la
patria, seria honroso hacerlo con Jonathan Russell, quien solo gloria y ejemplo
de amar a Honduras nos ha enseñado.
ES
JUSTO DECIRLO QUE ESTA LEYENDA VIVIENTE ES MI AMIGO DE TODOS LOS AMIGOS Y JUNTO
A MI HIJO CESARIO LO QUEREMOS MUCHO.
TE
SEGUIMOS ESPERANDO, A LA HORA DE SIEMPRE, EN LA MISMA MESA.
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