Juan Almendares Bonilla | FOTO: Luis Méndez
Siempre me ha gustado llamarlo de dos formas: “El único rector que reconoceré toda la vida” y “símbolo de la dignidad”. Lo primero, porque vengo de una estirpe que condenó y fue victima del asalto a la UNAH en 1982 por el poder civil y militar, donde se impidió, de una forma asquerosa la reelección como rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH); el segundo apelativo, él todavía no lo sabe.
Este es un preámbulo para hablar de Juan Ángel Almendares Bonilla. Es
incuantificable el número de personas que hemos sido beneficiarios con su trato,
como médico y como compañero, en diferentes momentos que el país ha necesitado
de nuestras posturas y acciones. Esto es poco para hablar de este compañero
nacido en San pedro Sula, en agosto de 1939. Quien abrazó la Medicina y su compromiso
hacia los desposeídos. Un digno ejemplo de humanismo.
Académicamente, lo respaldan sus estudios en la UNAH, donde obtuvo su titulo
de Doctor en Medicina y Cirugía, sus estudios en universidades del extranjero
y, como dato curioso (o no tanto), su devoción por el estudio, lo llevó a
graduarse por el año 2018 como Doctor en Ecología y Desarrollo. Alcanzó ocupar
responsabilidades en el Colegio Médico de Honduras, como Decano de la Facultad
de Ciencias Médicas y llegó a ser Rector entre 1979 a 1982; esto último, según
sus propias palabras, “planificado en la casa de un humilde obrero
universitario”.
Pero sería imperdonable solo encasillarlo en lo académico. El deslumbre de
Juan Almendares Bonilla es por su coherencia entre su discurso y sus acciones.
El forjar el camino, del lado de la Federación de Estudiantes Universitarios de
Honduras (FEUH) por el aumento del tres al seis por ciento del presupuesto para
la UNAH. El estar al frente por la defensa de los derechos humanos y la soberanía
nacional en espacios como el Comité de Acción Hondureña por la Paz (COHAPAZ) y
el Comité Coordinador de Organizaciones Populares (CCOP). Todo esto, al fragor
de la década de los años ochenta, donde los empresarios, religiosos y serviles
en el poder, mancharon de sangre la historia del país con la implementación de
la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) que condujo a la practica de desapariciones
forzadas contra liderazgos del movimiento popular.
Y no paró, no se detuvo en la defensa de luchadores y luchadoras. A mediados
de la década de los años noventa, creó junto a otras dignas personalidades el
Centro de Prevención Tratamiento y Rehabilitación de Victimas de Tortura
(CPTRT), donde se brindó acompañamiento médico, psicológico a quienes fueron (y
fuimos victimas) de represiones sistemáticas por la soberbia que despierta en
personajes con antecedentes nefastos del pasado y del presente. Siguió
investigando, publicando su palabra desafiando la censura de la prensa
tradicional. Le dio tiempo y coraje para aceptar la candidatura presidencial en
2005, por el partido Unificación Democrática (UD), cuando esta institución
partidaria representaba a los sectores populares.
Un detalle que no se me olvida fue su solidaridad permanente hacia el
estudiantado. Se hizo presente en varias ocasiones frente a los portones de la
UNAH, reclamando el imperio de la razón, de la pluralidad de opiniones y el
respeto a los derechos humanos. No le tembló el pulso para denunciar el ataque
al Sindicato de Trabajadores y la Asociación de Docentes de la UNAH: Les dijo
sus verdades en su cara a quienes en el pasado levantaban el puño izquierdo y
hoy, por unos cuantos lempiras y otras canonjías, se prestaron para ser verdugos
de los y las estudiantes.
Por ello, Juan Almendares Bonilla tiene un sitio de honor en la historia
hondureña del siglo pasado y el presente. Cada homenaje ofrecido por
organizaciones populares hasta los recibidos por parte de espacios del actual
gobierno, del Congreso nacional, la Secretaría de Educación (la promoción 2023
llevó su nombre) y suma el reconocimiento hecho por la Delegación del Poder
Popular que dirige el profesor Sergio Rivera.
Hoy, mientras redacto, el Congreso Estudiantil Universitario inició su jornada en Ciudad Universitaria. Una jornada que lleva el nombre de un hombre honesto.
Que esto sea el inicio, que nuestras voces, nuestro cariño se sume por lo todos lados en favor del amigo, compañero. Él merece saber lo mucho que le queremos y agradecemos. El puño izquierdo en alto por la trayectoria de lucha de Juan Ángel Almendares Bonilla.
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