Félix Cesario
No
hay duda alguna que en nuestro país ya realean, por no decir que ya no existen,
los políticos; hablo de los que ven la política como lo que es, una ciencia.
Están
los estudiosos de los mandatos del contrato social, de los que ven al Estado
como un altar cívico y no como un manjar del hartazgo, para hastiarse de los
recursos de nuestra nación. Los estudiosos de la actividad humana de bien
administrar y del bien armonizar la convivencia de la hondureñidad están por
desaparecer.
Y
lo más peligroso que los pocos que aún quedan son de la generación de
ciudadanos mayores, hombres que se acercan a los más de ochenta años y con el
pundonor de ser ciudadanos honrados, a quienes no les gusta figurar en como
candidatos de su respectivos partidos
por temor bien infundados de que ensucien sus nombres.
No
dejan de tener razón sus infundadas sospechas, estos decorosos ciudadanos pues
es bien sabido que, en nuestro patio se ha manociado el término POLITICA hasta
hacerla sinónimo de lo sucio, de lo peor; hasta ser como negocio para volverse
millonario de la noche a la mañana; a grado tal que se ha degenerado la palabra
Democracia, misma que es superada por la canallocracia, es decir el arte de
todo lo posible.
Y
más alarmante aún, no se avizoran jóvenes que sean o tengan caracteres de líderes,
en el entendido de diferenciar un LIDER, de un dirigente o un activista
politiquero. Este fenómeno peligrosísimo se da en los partidos políticos de
nuestra aldea, no hay en las actividades partidarias. NO los hay, miren que no
menciono mujeres, pues algunas de ellas
parece que gustan aun el sometimiento del patriarcado o bajo el caciquismo
rural y montaras de nuestro caserío.
Los
partidos políticos están en estado grave, tiende a desaparecer. Subsisten por
el solo hecho de sus centuriales nombres y no por su militancia, hombres y
mujeres que sean capaces de conducir a sus organizaciones políticas hasta el
altar digno de la patria y no, arrastrarlas al pedestal del Estado para
destruir a la República.
La
Política es un accionar generacional y no una herencia familiar. El político,
el estadista, no se preocupa, arenga a las masas partidaristas que ya
menguan, cansadas y aburridas y, lo que más peligroso, desencantadas de
escuchar discursos o mensajes populacheros y repetitivos que deslinda entre lo
ridículo y lo ofensivo, hasta para el gran conglomerado humilde que ya detecto
que son vistos como simples votos, a quienes hay que usarlos y después botarlos
en el basurero de la indiferencia Estatal.
El
político debe de poseer mentalidad visionaria, es decir no pensar en ganar las
elecciones próximas, sino que, como dilatar el pensamiento y accionar de su
partido hacia la dimensionalidad del tiempo; Y de cómo fomentar la generación
de cuadros políticos renovados y remozados, para que el Órgano político,
similar al cuerpo humanos este en forma y saludable, en el entendido que nana
es eterno…el reposo político es relativo…es de estar agregándole nueva sangre
nueva para que el sistema político no sea depredado por el animalero que
pululan en cada organización política.
No
hay duda alguna que La Política y la Democracia en nuestra aldeana comunidad está
en estado grave, a un instante de entrar en estado de coma, de hecho ya lo están
en un crítico momento vegetativo; Y al paso que el tiempo discurre el Socialismo
del siglo 21 les ganará la batalla. Porque los caciques y propietarios de las
organizaciones políticas no avizoraron que la democracia ya fue rebasada por el
proceso histórico. Hay una lejana esperanza de que se prolongue el sistema
Republicano, hay esperanzas. En lo personal nos alegramos por la socialización
del capital económico y humano.
Comentarios
Publicar un comentario