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Jovenes universitarios repudian asesinato contra Bertha Cáceres; Policía hace gala y los reprime





Estudiantes de diferentes carreras de la UNAH al momento de la toma del Boulevard Suyapa.
Cesario Padilla

“Una voz no callará mientras diga la verdad”. Así menciona en una canción el grupo venezolano Los Guaraguao y esta vez fueron los y las estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) quienes este jueves 03 de marzo de 2016, repudiaron el asesinato de la líder indígena-lenca Bertha Cáceres en horas de la madrugada en su casa de habitación en la residencial “El Líbano” en la ciudad de la Esperanza.

Las actividades de los universitarios y universitarias comenzaron desde las 09 de la mañana, cuando en la plaza “Eduardo Becerra Lanza” colocaron papelografo para que quien quisiera expresar su sentir y pensar en torno al crimen en contra de la Coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones populares e Indígenas de Honduras (COPINH).

Bertha, quien estaba próxima a cumplir 45 años, fue asesinada al interior de su casa de habitación cerca de la una de la mañana, cuando dos individuos le infirieron cuatro impactos de bala. En la vivienda la acompañaba Gustavo Castro Soto, de origen mexicano y quien a su vez representa a la organización “Otros Mundos” en aquel país del norte.

Frases en las cuales se destacaba la labor de Cáceres, en defensa del territorio y los recursos naturales en al menos tres ciudades del Departamento de Intibucá, eran plasmadas en las cartulinas, mientras representantes estudiantiles de la carrera de Pedagogía y Psicología narraban el historial de lucha y condenaban el crimen horrendo en contra de la dirigente.


Los y las jóvenes permanecieron en este y otros sectores de Ciudad Universitaria, concientizando al resto de estudiantes, trabajadores de la docencia y personal administrativo; en labor de denuncia ante el brutal hecho en contra de Bertha Cáceres y así rompiendo la burbuja instalada por las autoridades de esta casa de estudios para desconocer la problemática nacional en contra de los sectores sociales y populares en el país.

“Definitivamente es un golpe duro –el asesinato de Bertha- tanto para la ciudadanía como la para todas las organizaciones de derechos humanos. El movimiento indígena ha quedado completamente dolido pero aun así nosotros estamos aquí, para exigirle al estado que haga justicia”, expresó Ariel Díaz estudiante de la Facultad de Derecho en la UNAH.

Agregó que el Estado hondureño, presidido por Juan Orlando Hernández se consolida como violador  de los derechos humanos. “Es un Estado incapaz de asegurar el derecho a la vida de la ciudadanía, en especial de las personas que ejercen un papel de defensa en la garantía de los mismos”.

En la calle; ante una protesta pacífica, represión inmediata

El reloj marcaba la una de la tarde y la indignación en contra de la destacada defensora de derechos humanos, contra la madre, la hija, la abuela, crecía dentro del estudiantado de la UNAH y en una pequeña asamblea se decidió realizar una toma pacífica de los dos carriles que conforman el Boulevard Suyapa.
Ariel Diaz

El cadáver de la lideresa indígena-lenca ya estaba en la sede de la Morgue en la capital y el retumbo de las calles se hizo sentir para acompañarle en su forzado asenso hacia una nueva vida. Los y las estudiantes de la UNAH ya tenían control de la toma y el objetivo era el mismo, condena, rechazo, la exigencia de justicia.

En tanto el joven estudiante de Derecho expresó su rechazo a las declaraciones del Secretario de Seguridad, Julian Pacheco Tinoco, quien se libró de su responsabilidad de atender la seguridad de los hondureños y hondureñas al mencionar en una conferencia de prensa que la dirigente popular había “renunciado a la medida de protección y que el domicilio en donde fue asesinada no lo había reportado”.

“Yo creo que el Secretario de seguridad tiene una mala asesoría, una medida cautelar, proveniente de una instancia internacional como la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) va dirigida a una persona y no hacia la residencia donde habita. Luego estas medidas debían ser cumplidas aún y cuando la persona no las quisiera, al ver si situación de vulnerabilidad”, dijo Diaz.

El tiempo transcurría y cerca de las cuatro de la tarde, la respuesta del régimen policial-civil-militar se apostó en el lugar, monitorearon la zona y media hora después, comenzaron a reprimir a los y las manifestantes, quienes en su afán de protección ingresaron a las instalaciones del alma mater capitalina. Mientras se desarrollaba la represión, las autoridades universitarias no suspendieron sus labores ni se pronunciaron contra la acción nefasta en contra de los y las jóvenes.

Por enésima vez, la autonomía territorial de la UNAH fue violentada con la complacencia de sus autoridades. Más de 200 efectivos de la fuerza pública, en la que se dejaban ver integrantes del batallón COBRAS, Policía Preventiva y Policía Militar del Orden Público (PMOP) abalanzaron toda su ira en contra de los y las protestantes quienes, ante la cantidad de gases lacrimógenos se refugiaron en su universidad.
No les bastó con desalojarlos de la toma sino que aprovecharon la superioridad y atacaron al estudiantado dentro del campus

Entre gritos y risas, los uniformados demostraban su odio hacia la protesta social, descargaban su veneno hacia la juventud universitaria. No fue sino hasta las seis de la tarde, cuando se retiraron del lugar e hicieron gala de su intolerancia, ordenada y dirigida desde quienes controlan los tres poderes del estado hondureño.

Por si no les bastara, los hombres armados utilizaron almáganas para romper las cadenas de los portones de la entrada peatonal, los cuales permanecieron abiertos y asegurados con sus candados, y con ello encerrar a los jóvenes. En el momento en que los periodistas y defensores que estaban en la zona, pretendían capturar alguna imagen de los uniformados, estos respondieron violentamente, al punto de agredir hacia quienes se acercaran un fotografiaran el hecho.

El cuerpo de Bertha, “Bertita” para quienes conocieron su trabajo de más de 20 años en defensa de la madre tierra, ya era trasladado hacia un sector de la capital. Mientras que en otro punto, el estudiantado se retiraba hacia el interior de Ciudad universitaria con sus gargantas enérgicas, decididos y decididas a continuar denunciado que esta madrugada hubo un asesinato y que el Estado debe responder ante ello.



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