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Abrí mis brazos a la vida

La profesora Karen Lozano, mi guia de Sexto Grado. Foto: Sergio Rivera
La profesora Karen Lozano, mi guia de Sexto Grado. Foto: Sergio Rivera
 

No es exagerado. Una visita, de las que acostumbro hacer a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), para encontrarme con alguien que conozca, se convirtió en mi reencuentro con la vida. me planté frente a la entrada del Centro Experimental Educativo, atras del edificio de Ciencias Biológicas (CB), en el mismo lugar donde lo dejé en el año 2004, cuando culminé la primaria. 

En el año 2000, siendo estudiante de segundo grado, la miré por primera vez. Recuerdo que le dije a mi papá que "había visto un ángel". Pasó mi primaria hasta llegar al sexto grado, ella era mi profesora guía. Conocí su voz, no me había equivocado, no mentí. 

Me paré en la entrada y una mujer sonriente me abrió sus brazos. Escuché la misma voz de ternura, le hablaba al niño de auqellos tiempos. Me dejé ir, corrí hacia sus brazos. Hablo y describo a mi maestra Karen Lozano. La mujer que se hizo ángel en mis ojos, cuando entré al aula, pegadita a la entrada, tomé mi silla con mi nombre y se presentó. No le fallaba una frase para dirigirse hacia sus alumnos: "Mis amores". Sin duda lo fuímos. 

Sergio Rivera, mi Camarada y maestro en la secundaria fue testigo de este encuentro hermoso. Todo queda en la memoria, parafraseando a Leon Gieco y una fotografía lo registró para la eternidad. Pero también nuestra plática, me contó de su cierre, hablamos de nuestras familias y un dato doloroso: 

- Se está cayendo nuestra Escuela Felix (ella me dice así).

 La escuelita, ese bello proyecto que salió de la clase trabajadora en la UNAH y la carrera de Pedagogía, no tiene las condiciones necesarias para que la niñez que habita en su aulas tenga un recuerdo feliz de su primaria. 

Así nos reencontramos. Tengo la bella oportunidad de agradecerle en persona por haber creído en mí. Por ser de mis primeras lectoras, al comprarme un trifolio con letras rojas que yo escribía. Ella confió en mi sueño de ser periodista, puedo afirmar que le cumplí. 

Ella calmó mis días tristes, me daba seguridad, consejos, cariño. Todas sus palabras quedaron en mi caja de recuerdos que habita en mi alma. Las resguardo a la par de mis convicciones.

Sin duda, la UNAH sigue siendo el punto de encuentro por excelencia con mi vida, por mucho que me quisieron alejar de ella, dejé una parte de mi vida. Reafirmo las palabras del gran Fosi Bendeck "Es la mejor universidad del mundo". 

Al despedirme, caminé por el mismito lugar donde el viejo me esperaba al salir de mis clases. Pero no estaba, él cumplió su labor y al llegar a Casa lo abracé, como un agradecimiento por acompañarme junto a mi madre en mi primaria. Le enseñé la foto que nos tomó Sergio y le dije la misma frase del año 2000, que "había visto un ángel" y era ella y le abrí mis brazos a la vida. 

Febrero de 2004, con mi otra familia.

 

Nota al pie: Al terminar de leer, favor escuchar "Y dale alegría a mi corazón", en la voz de Mercedes Sosa.

 

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