Graffiti realizado en uno de los muros de la UNAH en Tegucigalpa, luego de que hombres armados dispararan la semana anterior dentro del campus contra estudiantes en protestas. Foto: Cesario Padilla |
A las y los estudiantes, padres y madres de familia, medios
de comunicación, comunidad internacional, y al pueblo hondureño en general.
Como estudiantes
universitarios, articulados nosotros y nosotras en el Movimiento Estudiantil
Universitario (MEU), hemos desarrollando
una práctica de reflexión, crítica y rechazo ante el actual proceso de Cuarta
Reforma Universitaria, iniciado en 2004, y consolidado por la Comisión de
Transición en el 2008; a partir de esta fecha las autoridades universitarias
lograron establecer un régimen administrativo centralizado en la figura
rectoral, una élite intelectual justificante de políticas sociales y académicas
excluyentes, y la destrucción de la auténtica participación estudiantil en la construcción
integral de los procesos de reforma.
La preocupante
consecuencia de estas disposiciones se traduce en una ruptura con el sentido
histórico de las Universidades Latinoamericanas, construido precisamente por la
visión vanguardista de una generación estudiantil, que desde 1918 en la
Universidad de Córdoba, Argentina, propuso un movimiento –extendido en toda
Latinoamérica– de redirección a la estructura, funcionamiento y conocimiento
con el que la educación superior se enfrentaba a las necesidades del siglo XX.
Reflejado en el proceso llamado reforma universitaria, definido por Carlos
Huneeus como “una serie de cambios graduales en la estructura interna de una universidad para poder adaptarse a la realidad de una época determinada en un
país y que pretende vincularse y contribuir en la transformación de la sociedad. Una reforma debe perseguir una
verdadera renovación de la universidad,
en el sentido que elimine aquellas barreras jurídicas, administrativas y
académicas que la han convertido en una institución incapaz de responder a los
requerimientos de la sociedad. La reforma se caracteriza especialmente por la
movilización estudiantil, que irrumpe contra las estructuras anacrónicas de la
universidad. En este sentido, en que el modelo de universidad se genera desde
la voluntad de toda la comunidad universitaria que se lleva adelante a través
de una nueva institucionalidad que el movimiento reformista se da para este
efecto.”
La Universidad
Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) no se desconectó de este proceso regional
de la reforma universitaria latinoamericana. Para 1957, la lucha de las y los
estudiantes permitió la conquista de la autonomía universitaria, que
propone un proyecto coherente de
vinculación con la sociedad hondureña, una real incidencia de la educación con
la problemática nacional y una participación estudiantil incidente en la
construcción de la misión de la universidad.
Sin embargo ante la arrogante figura de una burocracia
tecnócrata en nuestra universidad, las y los estudiantes denunciamos la Cuarta
Reforma Universidad como un proceso unilateral, secuestrado por el interés de
justificar la dominación ideológica de nuestros pueblos, la legitimidad de
proyectos políticos hegemónicos y la reducción de la educación a una acumulación
de saberes prácticos; incapaz de promover diálogo, discusión y debate
permanente alrededor de las condiciones objetivas de la realidad geográfica,
política, sociocultural y económica de Honduras. Más bien, reconocemos el
ascenso de una elite administrativa e intelectual que se presenta a sí misma
como falso “profeta” de un proyecto orientado al resguardo de formas
explotadoras retrogradas , y a la reproducción acrítica de las exigencias
internacionales.
Nuestras visiones
desde el MEU se comprometen con un nuevo llamado. Asumimos la responsabilidad
olvidada por las autoridades. Asumimos el compromiso con un reclamo histórico
que se extiende por cadenas de muerte de 500 años y milenios de resistencia;
con nuestras hermanas y hermanos silenciados.
Ante el ejercicio de
recuperación de nuestra Alma Mater, la Universidad Nacional Autónoma de
Honduras (UNAH); la mal información de parte de las autoridades universitarias
y ciertos medios de comunicación sobre del porqué de nuestra lucha; nos
pronunciamos de la siguiente forma:
I. Convocamos
a la conformación de una Articulación Nacional Estudiantil, que recoja las
demandas de la comunidad estudiantil, sectores organizados no estudiantiles a
lo interno de nuestra universidad, padres y madres de familia, campesinos/as,
indígenas, obreros y demás pueblo hondureño.
II. Exigimos
la inaplicabilidad de las actuales Normas Académicas, por ser éstas excluyentes
y no demostrar las condiciones concretas de la comunidad estudiantil; como lo
hemos expresado en las propuestas entregadas desde los estudiantes a las
autoridades.
III. Exigimos
un alto a la militarización de nuestra universidad, el utilizar a la empresa
ESPA como organismos paramilitares a lo interno de la misma y un llamado a la
no judicialización de los dirigentes estudiantiles.
Volvemos a reafirmar nuestra resistencia y rebeldía
permanente. Porque aunque de parte del odio y rabia humana la única salida ante
la libertad y los sueños, sea la opresión, represión y muerte, nosotros y
nosotras construimos un realidad –que ante los ojos de nuestros hermanos/as– ha
sido arrebatada y violada. Volvemos a llamar a la solidaridad de trabajadores,
indígenas, campesinos/as, estudiantes, docentes y pueblo internacional. Sabemos
las consecuencias de una lucha consciente, y precisamente invitamos a
fortalecer nuestros pasos con su apoyo constante a la resistencia y
manifestación estudiantil.
¡Por una educación no excluyente! ¡Derogación de las normas
académicas ya! ¡Fuera policías y militares de la universidad!
TEGUCIGALPA, 06 DE JUNIO DE 2016
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