Foto: Mayo de 2016, mientras la Policía Nacional reprimía una toma de los y las estudiantes. (EFE). |
Cesario Padilla
Palabras pronunciadas en un conversatorio del Centro PEN-Honduras, el 02 de noviembre de 2017; Día Internacional para poner fin a crímenes contra Periodistas.
Palabras pronunciadas en un conversatorio del Centro PEN-Honduras, el 02 de noviembre de 2017; Día Internacional para poner fin a crímenes contra Periodistas.
Quiero
seguir haciendo periodismo, de eso estoy digna y completamente seguro. Aunque,
desde las aulas universitarias y fuera de ellas arrastro problemas, hasta hoy
por confrontar el poder.
Mi casa ha
sido las aulas de clases, por lo que la exigencia de espacios de representación
estudiantil, desde las y los estudiantes, comenzó a incomodar la comodidad del
dedo señalador de una autoridad universitaria, que, años atrás, junto con otros
difrazadores de la opinión pública, pretendió dar clases de ética
periodística, criticando a los grandes medios y a uno que otro periodista con
influencia en el gobierno de Carlos Flores Facussé (1998-2002). El tiempo pasó
y tras alcanzar su puesto como rectora, se valió de lo que criticó para
satanizar por cuanto pudo al movimiento estudiantil.
Estudié esta
carrera en la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de
Honduras (UNAH), en el movimiento estudiantil y a la sombra de la impunidad en
la que impera el ejercicio de la profesión. Donde el Comisionado Nacional de
los Derechos Humanos (CONADEH), nos cita que la justicia hondureña tiene una
impunidad de un 91 por ciento en resolver crímenes contra periodistas,
comunicadores sociales y trabajadores de la comunicación.
El
periodista mexicano, Julio Scherer García, en referencia a uno de sus
brillantes trabajos como reportero, en la masacre de Tlatelolco en 1968,
escribió:
“No se vale. Todo el poder del Estado contra unos jóvenes y la única conspiración que se ve es policía. El Presidente quiere que le besen la mano, así literalmente, pero ya ‘chole’ con el Padre de todos los Mexicanos. Por eso, si va a hacer crónica cuente usted lo que ve, y luego ya habrá tiempo de contar lo que piensa y sabe. Ahora cuente lo que ve”.
No están
alejadas estas palabras de lo que por cuatro años consecutivos se vive en la
UNAH. Nada ha cambiado, solo las caras, los hechos se repiten, arreciaron este
año con procesos penales contra estudiantes, aproximadamente 80, cuyos delitos
la pena es mayor a seis años. Las autoridades hablan de daños, de privaciones
ilegales de la libertad; es una máquina del odio y del desprestigio a quienes
alzan sus voces y recuperan un territorio como la máxima casa de estudios, que
es del pueblo y por lo tanto pública.
Me siento a
conversar con ustedes, cargando una condena de “País por Cárcel”, que arrastro
desde el 15 de julio de 2015, cuando arrancó este proceso en contra mía junto a
mis compañeros, también estudiantes, Sergio Ulloa y Moisés Cáceres. Soy
criminal para este Estado y estas autoridades universitarias, por lo que digo y
lo que escribo, peor aún porque todavía lo sostengo.
Hacer
cobertura de desalojos violentos ejecutados por jueces, fiscales policías y
militares, no es fácil. Los hechos lo demuestran. Posterior a mi primer proceso
y luego de estar frente a los predios de la UNAH en Tegucigalpa, en junio del
2016, un grupo de policial al mando de Víctor Sánchez (hoy depurado), forcejeó
conmigo al pretender arrebatar mi cámara fotográfica y me agredió físicamente,
tomándome por el cuello, con intención de asfixiarme. Un grupo de defensores de
derechos humanos en el lugar intervino para salvaguardarme.
Al sol de
estos días, comparto lo que dice mi colega y hermano periodista, Ronnie Huete
Salgado, "una fuente informativa como la UNAH sería de alto riesgo
cubrir" lo haría con el riesgo, que hasta la vida pueden quitarle. Además,
ejerzo mi profesión, con la amenaza permanente de que los jueces y juezas del
Tribunal de Sentencia de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), se jueguen en una
partida las cartas de mi libertad. Un póker de ases sería mi prisión o mi
tranquilidad.
Comentarios
Publicar un comentario